Ucrania, un país que sufre y lucha por su libertad

Estoy muy conmocionada por todo lo que está pasando en estos últimos tiempos y ahora, para colmo, todos estamos siendo testigos de la invasión a gran escala que las tropas rusas han realizado en Ucrania. Aunque, ante el gigantesco invasor que quería conquistarlos con una operación rápida, los ucranianos no se han rendido, sino al contrario, están luchando con gran arrojo y coraje por su libertad desafiando a la gran potencia que creía tenerlo todo controlado.

                                           

Las milicias ucranianas combaten en desventaja e intentan defenderse de los desmedidos ataques y de los terribles e incesantes bombardeos con los que el ejército ruso está arrasando Kiev y otras ciudades del país, sin discriminar sus objetivos de la población civil que está siendo masacrada.

El mundo entero está condenando esta agresión por lo injusta y desmedida. Ya sé que todas las guerras son injustas, pero son mucho más odiosas e intolerables entre pueblos hermanos.

Vehículos blindados circulan por los alrededores de Kiev y la zona este del país, la más castigada. Mientras, miles de ciudadanos, la gran mayoría ancianos, mujeres y niños, intentan huir del país para ponerse a salvo. Los hombres permanecen, lo mismo jóvenes que mayores, todos se quedan a luchar con un espíritu inquebrantable que está dejando al mundo boquiabierto. Incluso, miles de ciudadanos ucranianos establecidos en otros países, regresan a su Patria para unirse a su ejército a defenderla.

                           

La respuesta de la solidaridad no se ha hecho esperar, los países europeos y de otros continentes están canalizando ayudas para los refugiados que se vieron obligados a salir con lo puesto. Se necesitan medicinas, alimentos, material sanitario, ropa de abrigo, etc., etc. La gente se vuelca, puede que algunos lo hagan para tranquilizar sus conciencias y redimirse un poco, pero la mayoría lo hacen de buena fe en un admirable ejercicio de humanidad. Muchos viajan con sus vehículos llenos de material humanitario hasta las fronteras del país invadido, donde aguardan miles de refugiados que harán con ellos el viaje de regreso esperando ser acogidos en aquellas comunidades que les han ofrecido todo tipo de ayudas tales como sanidad, manutención, trabajo y vivienda para que puedan vivir con tranquilidad hasta que la situación se resuelva y puedan regresar a su país.

                           

Las naciones unidas suministran armas y material militar a las tropas ucranianas para que puedan defenderse, pero no pueden intervenir en su ayuda ante el riesgo de que pudiera desencadenarse una tercera guerra mundial y ante la infame amenaza de un ataque nuclear. Las únicas armas de la Unión Europea, coordinada con Estados Unidos, son intentar el cauce diplomático que a día de hoy, no está dando ningún resultado. Al igual que propiciar sanciones económicas y comerciales para aislar a Rusia y privarla de recursos para financiar esta guerra cruel y sanguinaria.

No seré yo quien trate de analizar las razones de este ataque, que lo haga quien lo entienda, si es que alguien es capaz de entenderlo, pues es imposible descifrar lo que hay en la cabeza del demente responsable de este gran fratricidio.

                           

No sé como ni cuando terminará esta locura, es del todo impredecible, solo sé que a fecha de hoy más de dos millones y medio de personas han tenido que abandonar Ucrania y que muchos más seres indefensos permanecen atrapados allí debido a que no es seguro salir por lo inestable y caótico de la situación. Y, sólo Dios sabe cuántas víctimas civiles y militares habrán caído ya hasta el momento actual.

Ucrania no se merece lo que le está pasando, eso nos podía haber ocurrido a cualquiera de nosotros, y necesita nuestra ayuda, porque las necesidades humanitarias son infinitas.

Ucrania está siendo vilmente atacada y devastada, aunque sus abnegados defensores no se vayan a rendir jamás.

12 marzo, 2022
Ana María Pantoja Blanco

Como complemento a mi comentario, quisiera compartir con vosotros este maravilloso poema de Tarás Shevchenko, poeta, humanista y pintor ucraniano, uno de los pilares más poderosos de la literatura moderna de Ucrania. Las ilustraciones son obras del autor.

                                   

Testamento

Cuando muera, enterradme en una tumba alta,
en medio de la estepa de mi adorada Ucrania.

¡Así yo podré ver los interminables campos,
el Dnipró, sus represas agitadas,
y podré oír también cómo braman sus aguas!

Y cuando el río arrastre atravesando Ucrania
hasta la mar azul tanta sangre adversaria,
entonces dejaré los campos y los montes
y volaré hacia Dios a alzarle mi plegaria,
pero hasta que ello llegue de Dios no sabré nada …

¡A mí, enterradme, más de pie vosotros,
las cadenas que os atan quebrantad,
y con la impura sangre derramada
la Libertad sagrada salpicad!

¡Y ya en familia inmensa, familia libre y nueva,
no olvidéis recordarme con una palabra buena!

Tarás Hrihórovich Shevchenko (Mórintsi 1814 – San Petersburgo 1861)

6 comentarios en «Ucrania, un país que sufre y lucha por su libertad»

  1. Ucrania está en una situación terrible, si esto no acaba pronto, el país va a terminar arrasado. Y lo peor, nadie es capaz de parar a Putin, porque la mayoría de los rusos ignoran lo que en realidad está pasando.

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  2. ¡Qué suceda esto en este siglo! Nos damos cuenta que aún existe barbarie, el más poderoso tras el más débil. Guerra sin limites, no importan soldados y civiles, niños y mujeres, no importa arrasar con todo lo que esté en el camino. Ocupando territorios, destruyendo la historia, sin poder enterrar a sus seres queridos, perdiéndolo todo, separando familias. En medio de un frio cruel y despiadado. El resto del mundo mirando y sin poder hacer nada. Más que mirar al cielo y clamar a Dios, solo Él podría calmar la ira de esta guerra, creyendo que no dará por inocente al culpable. Y cuando acabe la guerra quizás no haya lugar donde regresar, pues el enemigo destruyó sus hogares y han sido esparcidos por la tierra.

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  3. Una crónica muy ilustrativa de lo que está pasando, sobrecogedora y certera. No se puede creer que esto esté ocurriendo de manera tan infame y tan impune. ¡Aterrador!

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