Mujer, libérate

Cuántos silencios y dolores callados
encierra tu mirada de tristeza.

Tu débil corazón tan lastimado,
tan quebrantado por la cruel amargura
late despacio y quejumbroso,
pensando que no merece la pena tanto esfuerzo
pues, abatido, quiere parar a descansar un poco.

¿Por qué te habrá tocado a ti mujer tanta desdicha?
¿Por qué se habrá cebado en ti el perverso destino?

Libérate ya de tanto odio, de tanta ira injusta que se harta contigo,
como las fuertes olas que desgastan las rocas al romper…

Levántate orgullosa y erguida, rompiendo tus cadenas
eleva la cabeza y mira al frente,
que te están esperando muchas cosas buenas.

Vive y vive intensamente, que el tiempo no perdona.
Lánzate al agua libre, el viento ha trasladado las medusas,
las olas las llevaron a otros puertos.
Tu puerto ya está en paz esperando a otros barcos
que descarguen sus redes de fortuna,
fortuna que tu recibirás a manos llenas.

Mujer, libérate, que el bien existe y sal a respirar,
que el viento te conduzca a un mundo de sirenas,
un viento de esperanza que te lleve a un océano
donde tu nades libre y seas capaz de conseguir tus metas.

28 diciembre,2019
Ana María Pantoja Blanco

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