Es inevitable, al empezar el nuevo año, pensar en todas aquellas cosas que no hemos hecho bien durante el año pasado y que deberíamos cambiar. Quizá lo primero sería pensar en optimizar mejor nuestro tiempo para aprovecharlo al máximo, a veces achacamos a la falta de tiempo el hecho de que no podamos cumplir nuestros propósitos.
Quien no ha pensado alguna vez, este año me lo voy a tomar en serio y voy a dejar de fumar. Tengo que adelgazar, el sobrepeso ya se está convirtiendo en un problema, empezaré por comer sano y hacer más ejercicio.
Seguro que suprimiendo el tabaco y bebiendo mucho menos alcohol, también ahorraré dinero que podré invertir en hacer otras cosas más interesantes y divertidas.
Debería pasar más tiempo con mi familia, últimamente les veo menos, sobre todo a mis padres, y plantearme que tengo que trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Al fin y al cabo, nadie es imprescindible y te lo van a agradecer igual.
Tengo que leer más y cuidar lo que veo en televisión para no sentarme como un autómata a lo que me echen. Quiero seleccionar mejor mis hobbies y aprender más, debería meterme a saco con el inglés, tan imprescindible en nuestros días.
Debería ser capaz de enfrentarme a los problemas con determinación y aprender a decir “no” y, por supuesto, intentar abusar menos de los que me quieren.
Y, a ver si consigo no derrochar ni comprar cosas que no necesito, podría destinar ese dinero a salir más los fines de semana.
Quiero aprender a ser más disciplinado y no buscar excusas a la hora de hacer las tareas de cada día, que luego se acumulan y resultan mucho más tediosas.
Otra cosa, debería quejarme menos y aprender a no enfadarme por tonterías y sonreírle al mundo para que el mundo me sonría a mí.
Ser optimista y no rendirme sin haberlo intentado, y si fracaso, aprender siempre de los errores. Y no prometer nada que no pueda cumplir, eso siempre pasa factura.
Me gustaría apreciar mejor las cosas sencillas que nos hacen feliz sin que nos demos cuenta y dedicarle más tiempo a mi pareja.
Y buscar ayuda entre los que me quieren y aliarme con las personas que tengan mis mismos objetivos para conseguir mis retos. Así podríamos seguir indefinidamente…
Parece complicado, pero la vida nos da muchas oportunidades y debemos aprovecharlas. El esfuerzo a la larga siempre tiene su recompensa y también está el orgullo de haberlo logrado.
Así que ¡ánimo! amigos, y a por ello… los propósitos están muy bien, pero hay que trabajar para materializarlos. Para nadie es fácil, estamos acostumbrados a rendirnos cuando se nos exige un gran esfuerzo y eso a la larga es decepcionante para nosotros y para todos. De verdad, intentarlo, la vida es un continuo reto y nadie nos va a regalar nada que no nos hayamos ganado.
¡Feliz año nuevo y que se cumplan todos vuestros propósitos!…
1 enero, 2020
Ana María Pantoja Blanco
A ver si me pongo a ello y consigo dejar de fumar de una vez por todas.
Adiós 2020, adiós. Cuánta tragedia llevabas alojada en tus adentros…