«El nacimiento de Venus», historia de un cuadro…

Del artista Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, conocido como Sandro Botticelli (1445-1510).

Apodado Botticelli, que significa “pequeños barriles” en Italiano, porque su hermano mayor era un exitoso vendedor de barriles.

Sandro Botticelli fue el principal pintor italiano de Florencia en la segunda mitad del siglo XV. Su estilo era muy refinado y femenino. Sus principales patrones fueron la dinastía Médici para quien realizó multitud de obras.

Esta fue la primera pintura hecha a gran escala en el Renacimiento y retrata uno de los más pintorescos mitos clásicos que nos transporta a un mundo de sueños y poesía.

El nacimiento de esta Diosa escenifica el alma en el camino de la encarnación de los reinos espirituales. Venus montando una concha símbolo de la fertilidad femenina, y cubierta por una túnica roja, representa que obtendrá un cuerpo material. El Nacimiento de Venus, alegóricamente, ilustra el misterio de nuestro nacimiento.

Simonetta Vespucci, conocida como “la bella Simonetta”, fue su musa. Todos los nobles de la ciudad estaban obsesionados con ella y muchos pintores en Florencia, impresionados por su belleza, desearon utilizarla como modelo.

Toda la pintura está iluminada por un resplandor dorado que muestra un mundo transformado por la belleza de Venus. Todo el cuadro fue pintado usando colores claros y suaves. Venus, aparece como una estatua hecha de puro mármol más que de carne y hueso.

Al expresar esta inconmensurable belleza, Botticelli desvela la verdadera historia escondida tras la protagonista del famoso cuadro que constituye su más famosa obra y, también, una secreta declaración de amor hacia la hermosa modelo.

La joven era hija de un noble genovés apellidado Cattaneo. Con tan solo 16 años se casó con Marco Vespucci, vecino y amigo de Botticelli. Cuando el pintor conoció a la muchacha se prendó instantáneamente de ella, convirtiéndola en musa y modelo de muchos de sus cuadros.

La belleza de Simonetta pronto se extendió por toda Florencia e incluso los hermanos Giuliano y Lorenzo de Médici, mecenas de Botticelli, intentaron conquistarla en numerosas ocasiones. En 1475 fue proclamada “Reina de la belleza”, lo que hizo que su fama como la mujer más hermosa de Florencia se extendiera por toda Europa. Muchos historiadores conjeturan que Botticelli estaba profundamente enamorado de ella, sin embargo, no podía competir con sus poderosísimos admiradores.

Desgraciadamente, Simonetta Vespucci falleció, cuando apenas contaba 23 años, por tuberculosis. Su marido se volvió a casar un año después, pero Botticelli nunca la olvidó. La Venus renacentista murió en Piombino, junto al mar. La ciudad entera lloró amargamente la muerte de la joven y miles de personas siguieron su ataúd por las calles. El pintor no pudo soportar la pérdida de su amada y vivió el resto de su vida obsesionado por su belleza. La retrató en muchas de sus obras pues la retuvo para siempre grabada en su retina. Entre ellas destaca el cuadro «Venus y Marte», en el que los dioses son representados por Simonetta y el propio Botticelli, plasmando así eternamente un extraordinario sueño incumplido.

Se dice que el hermoso rostro de Venus era un fiel retrato de “La Reina de la Belleza”, el autor se afanó en el empeño para volver a ver el rostro de su amada. El artista, que nunca se casó, falleció treinta años después. Y, en la muerte decidió que ya no se separaría de ella. La leyenda dice que el amor del genial pintor hacia esta mujer era de tal envergadura que pidió, expresamente, ser enterrado “a sus pies”, siéndole concedido su deseo. Los restos de Sandro Botticelli descansan en la Iglesia de Ognissanti, al pie de la tumba de Simonetta, como había expresado en su última voluntad.

 

Botticelli terminó de pintar El nacimiento de Venus casi nueve años después de la muerte de la muchacha, su mayor homenaje a Simonetta. Cuadro que, con el paso de los siglos, se convertiría en su obra más hermosa y representativa que se puede ver en la Galeria Uffizi, en Florencia, Italia.

 

Una pareja, Marco y Loretta, llevan mucho tiempo sentados en un diván situado delante del cuadro, contemplándolo detenidamente. Ambos son estudiantes de Arte.

Marco le ha contado la apasionada y platónica historia de amor entre Botticelli y su musa…, la chica le comenta totalmente fascinada:

Mira, se puede ver el alma de esa exquisita mujer. No me extraña que una mujer así muriese tan joven, en su plenitud. Sería cruel ver como una belleza así envejece y se consume. Sí lo piensas bien hay mujeres y hombres en la historia, extraordinariamente bellos, que murieron muy jóvenes. Yo creo que cuando la naturaleza crea algo tan perfecto, no quiere ver como se deteriora.

-Su adorador la ha plasmado en su eternidad, robándole la vida. El amor con cierto grado de obsesión ciertamente no tiene límites ni poder para el raciocinio, el encontró en su arte el mejor camino para poseerla. Su belleza es triste, virginal, llena de ternura. Blanca, radiante, preñada de luz… Algo muy propio del Renacimiento, en un ideal erótico estéticamente insuperable.

A lo que él chico le replica, puntualizando:

-En El Nacimiento de Venus pervive la Diosa soñada, bella, encantada. Con su profundo amor Botticelli se apropió de su alma y le robó la vida en un sentido terrenal. La belleza y el realismo de su cuadro se apropió de su existencia.

1 octubre, 2015
Ana María Pantoja Blanco

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4 comentarios en ««El nacimiento de Venus», historia de un cuadro…»

  1. Muy interesante la historia de esa mujer de extraordinaria belleza y el genial pintor que la inmortalizó para no dejar de amarla. Pura poesía!

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