La música y el baile

Suena la mágica música, inductora de emociones
estimuladas por nuestros latentes recuerdos.

Sus notas reactivan nuestros sentidos
con un lenguaje armonioso que nos
conecta con nuestro yo profundo,
un yo que extraña, que quiere y se enamora.

Cuando nos dejamos invadir por la música
algo penetra en nuestro ser y nos provoca.

Y surge la danza… que nace con nosotros.
El ser oye música y, sin saber por qué,
se desboca en bailes sin fronteras.

Surgen los ritmos en el aire sin dejar de sonar,
inflamados hasta que se apagan.

Sangre y energía encienden el espíritu que baila
y parece volar, despertando pasiones sensuales,
porque el baile cita, provoca, enloquece y es cómplice de risas.

La música configura un lenguaje que nos habla y nos excita
de una manera misteriosa porque nos afecta,
aunque no entendamos bien por donde nos aflora.

Frente a la música, la razón queda sin argumentos,
desarmada para actuar, puede el instinto a la razón.

Los sonidos se deslizan como un torrente,
un insensato torrente de entusiasmo
que nos transporta a veces al delirio.

24 febrero, 2014
Ana María Pantoja Blanco

“El bailarín del futuro será aquel cuyo cuerpo y alma hayan crecido tan armoniosamente juntos, que el lenguaje natural del alma se habrá convertido en el movimiento del cuerpo humano. El bailarín no pertenecerá entonces a nación alguna sino a la humanidad”. Isadora Duncan, bailarina.

“Vive como si fueras a morir mañana, trabaja como si no necesitaras el dinero, baila como si nadie estuviera mirando.” Bob Fosse, actor, bailarín, coreógrafo y director de cine.

“Pensar es el peor error que un balarín puede cometer. No hay que pensar, hay que sentir”. Michael Jackson, músico, cantante y bailarín.

«La música genera un tipo de placer del cual la naturaleza humana no puede prescindir». Confucio, pensador chino, siglo VI a.C.