El mar no perdona a nadie, de Rafael Pantoja Antúnez

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
Sólo me queda un recuerdo… dos alianzas engarzadas
en una cadena nueva y un crucifijo muy viejo.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
Las olas me lo quitaron, las olas me lo trajeron.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
Me besó de madrugada, ya estaban fríos sus besos.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
Pescador y marinero se están jugando la vida,
lo mismo que los toreros, aunque por poco dinero.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
No vestía traje de luces, ni capote ni montera.
Qué toda su indumentaria era un pantalón remangado,
una faja, alpargatas desgastadas y una gorrilla torera.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
Pues cuando el mar se enfurece, clava cornada certera,
allí se queda la vida, la muerte acaba con ella.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
Él lo era todo, amante, esposo, también mis cinco sentidos.
Y, era el padre de mis hijos, los chiquillos Juan y Pedro,
que no quiero, que no quiero, que también sean marineros.

¿Para qué quiero la barca si no tiene marinero?
El mar no perdona a nadie y,… yo no quiero perderles.

Rafael Pantoja Antúnez

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