A tu silla de Sevilla, de Rafael Pantoja Antúnez

Carta a Rafael de León
Destino: el cielo.
La llevarán tres carteros: San Gabriel, San Miguel y San Rafael.
La carta escrita en Madrid por un sevillano amigo:
Sí algo escribo de poesía, eso te lo debo a ti.

Hay una silla que llora
en calle Sierpes, Sevilla.
Su pena empieza el Domingo de Ramos
y el Viernes Santo termina.
Hay una silla en Sevilla
que está llorando por ti.

Al mundo le parecerá raro
que llore un trozo de madera,
pues la madera es materia,
pero una materia muerta,
aunque aún guarde el calor
de tu cuerpo de escritor,
de poeta y gran señor.
Marqués de casa y palacio,
cosas que tú, nunca usaste,
a ti te basta y te sobra
con ser poeta sevillano.

Sevilla te ha llorao poco…
Tu merecías más.
Sólo tus musas
de las letras que escribiste
con el arte de tu pluma,
con sentimiento,
con verdadera pasión,
ellas sí que te recuerdan,
Don Rafael de León.

Ojos verdes, Tatuaje,
La niña de la estación,
Capote de grana y oro
y María de la O.
Miles de musas ocultas
que todas cuentan la historia
de su vida y de su amor.
La Carmen de España
a quien tu hiciste justicia
y no la de Merimée,
que esa sí que fue mentira.

¿Me da usted candela, amigo?
¿Dónde va usted tan deprisa?

Yo voy a la calle Sierpes,
que me han dicho
que está llorando una silla
y me parece mentira.
Yo vengo de comprobarlo
y sepa usted que es verdad.

Esos pasos de Sevilla,
algunos pasan de largo
sin que el capataz lo mande,
como inercia de cuadrillas.
El paso solo se para,
se para junto a tu silla.

Llora una silla en Sevilla
desde el Domingo de Ramos
hasta el mismo Viernes Santo,
aunque parezca mentira.

Rafael Pantoja Antúnez

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1 comentario en «A tu silla de Sevilla, de Rafael Pantoja Antúnez»

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